miércoles, 15 de febrero de 2012

El testimonio divino de Saphia Azzeddine

Por fin en el mes de Febrero hemos retomado nuestras lecturas de el Club de Lectura: un mar, un libro con la rebelde historia de Saphia Azzeddine en Confesiones a Alá (Francia, 2011).
La autora: Saphia Azzedine (Marruecos, 1979) escribe sin pelos en la lengua, como le enseñó su padre y el haber nacido a caballo entre dos culturas tan diferentes le ha hecho percibir la realidad de una forma lúcida y enriquecedora. Y en ella se apoya. Sus libros han causado furor y se han transmitido gracias al boca a boca.

Azzedine, de padre marroquí y madre franco-marroquí, vivió su infancia en Marruecos y luego sus padres se trasladaron al norte de Francia, cerca de Ginebra. Pasó de ser una especie de princesa a la pobre del barrio. Estudió sociología y tras sus primeras aportaciones escritas sobre moda se decidió a escribir en serio pero sin perder la frescura y el humor.

Confesiones a Alá, su primera novela empieza siendo primero un guión cinematográfico pero poco después Azzeddine lo convierte en novela. También es un texto teatral que se ha representado con éxito en Aviñón, en París, y se ha visto ya en otros teatros europeos.

Su segunda novela, Mon père est femme de menage (Mi padre es señora de la limpieza) -todo un éxito de ventas en Francia donde ha pasado de los 200.000 ejemplares- acaba de convertirse en película y la propia Azzeddine se ha encargado de escribir el guión y dirigirla.

La novela: relata la historia en primera persona de Jbara, una pastorcilla que vive en las montañas bereberes del Norte de África. Para huir de esa absoluta miseria y de los maltratos a los que se ve sometida por ser mujer, se hace prostituta. Empieza trabajando de mujer de la limpieza hasta decantarse, poco a poco, por el mundo de la prostitución de lujo, los narcotraficantes y la cárcel. En sus múltiples experiencias, la protagonista tiene un confidente que choca con la manera con la que se gana la vida, Alá. “Siempre he hablado mucho con las prostitutas en Marruecos, -cuenta Azzeddine- Me impresionaba que estas chicas se confiaran a Dios de esa manera y con tanta fe”.

Se trata pues de una joven sin recursos que consigue salir del agujero en el que ha nacido gracias a su inmensa fe. Hace de Dios un amigo que le acompaña en su existencia. En boca de su autora: "Para Ibara, Alá es un amigo y un confidente. Dios no la juzga. Quienes la juzgan son los hombres"

El lenguaje de Azzedine es crudo y soez en muchas ocasiones, habla sin prejuicios y con las palabras que corresponden a un testimonio implacable sobre la realidad de muchas mujeres oprimidas. Confesiones a Alá, no es un libro que hable del islam sino de la fe y del liberador amor a Dios. Denuncia la desigualdad, la hipocresía social, la sumisión de las mujeres y el poder corrompido del dinero.

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