Iniciamos el mes de marzo con la lectura de El lector de Bagdad (2000), del escritor iraquí Jabbar Yassin Hussin.
"Hay momentos en los que al recorrer las ciudades, no sabemos adónde nos conducen nuestros pies. Siempre me gustó andar por llanuras que se asemejan a las de mi país, a paso lento y con la mente cargada de recuerdos (…)"; así comienza el primer cuento de El Lector de Bagdad, un onírico relato que alude a los mundos de fantasía que crea el lector con el simple gesto de abrir un libro. Se trata pues de un libro de ocho cuentos que combina el género fantástico y el documental.
Según el prologuista de esta obra, Alberto Manguel: "Toca además el tema de la identidad, el amor, la amistad y la muerte, lo que demuestra que en Irak hay lectores y que el cuento, la historia, la poesía y la palabra pensada siguen siendo esenciales".
Ha publicado una decena de libros en francés y en árabe en los que entrelaza la tradición literaria iraquí con la experiencia del exilio. De su producción literaria se puede encontrar en francés: Paroles d'argile (2003), Histoires de jours, contes de nuit (2002), Le lecteur de Bagdad (2000), Yémen détours (2000), Adieu l'enfant (1996), Un ciel assombri d'étoiles (1996) y Aux rives de la folie (1991).
Según el prologuista de esta obra, Alberto Manguel: "Toca además el tema de la identidad, el amor, la amistad y la muerte, lo que demuestra que en Irak hay lectores y que el cuento, la historia, la poesía y la palabra pensada siguen siendo esenciales".
Jabbar Yassin Hussin es un novelista, poeta y cuentista iraquí que salió de su país en 1976 perseguido por el gobierno de Saddam Hussein.
Ha publicado una decena de libros en francés y en árabe en los que entrelaza la tradición literaria iraquí con la experiencia del exilio. De su producción literaria se puede encontrar en francés: Paroles d'argile (2003), Histoires de jours, contes de nuit (2002), Le lecteur de Bagdad (2000), Yémen détours (2000), Adieu l'enfant (1996), Un ciel assombri d'étoiles (1996) y Aux rives de la folie (1991).
En 2003, tras el derrocamiento de Hussein por tropas estadounidenses, un diario francés lo invitó a visitar su país tras 27 años de exilio reconciliándose así tras su larga ausencia. Obtuvo en 2005 el premio Ecrivains inter–frontières otorgado por la ciudad de Trieste, por el conjunto de su obra.
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